Parar la sangre

Había hecho tantas cosas desde que fingía no ser. Había decidido dejar de escucharse cuando trajeron un exorcista a la casa, pensando que el diablo era el producto de su esquizofrenia. Había decidido dejar de reír constantemente cuando empezó el rivotril a gagrenarle realmente el alma.Así, a cuotas de normalidad y abulia había ido matando lo poco que, de ella, quedaba.También se había mutilado cuando decidió empezar a salir con un imbécil gregario. Pero todo esto costaba la libertad…¿libertad?Ahora parar la sangre.Curar ese cristo aburrido en el que se había convertido.La negación de sí misma. Esto no era la libertad. Sangrar.Cada mirada de indiferencia a sus propios gritos,tanto aletargamiento frente a sus demandas,esto era podrirse esperando la recompensa. Sociable,veía como al lado de un vegetal posmoderno frecuentaba la frivolidad en todas sus variantes.Mantenía charlas que no recordaba con gente que no sentía. Ahora parar la sangre. Cultivar un mundo secreto y escondido hasta de si misma. Pero ruta obligatoria para conservar la anormalidad intacta.Sinó seguir con esa vida de colectivo, con esos emplastes de charlas muertas y culto a la imagen. No, así no se podía ser feliz.Sin su mundo la vida sería un chiste malo…Y con él también pero por ahora era un paliativo, hasta que reventase, y las pastillas, y los encierros y parar la sangre, otra vez.