viernes, 19 de octubre de 2012

Destete


Nunca llegué a su corazón.Nunca descongelé esa fría vianda de microondas.Cuando se me ocurría llorar,me miraba,desconcertado,con ojos de pollo de granja.Mis reacciones estaban fuera de su repertorio.Amar,creer en algo,tener coraje  eran verbos inconjugables en su paradigma de egoísmo.A veces me daba pena.Vivía en un bucólico paisaje de porcelana.Admiraba las poses y los detalles vacuos.Las personas que vivían en portarretratos aguantando la respiración para que el corsé de humanidad no reventara en tripas de modales,eran su debilidad.Le gustaba hablar de él mismo,sobre todo admirarse.Pero nunca elogiar,nunca ser sensible al dolor o al triunfo ajeno.Supe después,que se debía a que sus anchuras tenían sangre de pato.Nunca discutimos,mis monólogos recibían oídos amables y lacónicos,mientras traspiraba hedores nauseabundos .Nunca pudo conmigo,era demasiado alboroto para su pétreo yeso.(Yo buscaba a Hércules y me encontré con Paris).Lo que más me molestaba era su interés en hablar del clima y que fuera feliz en un corral de gallinas perfectas.Supongo que era inocuo y el error,netamente mio.Lo suyo era descongelarse a fuego lento.Y por eso no se quedó conmigo.

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