domingo, 8 de junio de 2008

Domingo a-pesar-de

Debajo de mi silencio suelo refugiarme cuando el exterior amenaza.
Caminando.
La ciudad hoy es un desierto.Busco una fuente,un espejo de agua en donde mojar mi famélica esperanza.Ya no es verde por cierto,es violeta y requebrajada.
Cansada de mi.Y de mí también.
Evocando.
Los padres y los chicos de la plaza(si mi amor,si puedes ir a romperle las pelotas a la señorita que parece no tener otra que hacer en domingo que levantarse a torturar su existencia nuevamente con un recuerdo absurdo).
Una postal inverosímil esto de pasar los fines de semana con un aullido en los ojos.Sin saber adónde, pero ahí, cómo correr interminablemente.
Escapando.
Ya nada asombra.Ni los amigos que no son amigos y que juegan un papel de actor de medio pelo.
Simulando.
Con ganas de estrangular a los transeúntes y a los faroles que me miran con una frase en los ojos,"qué rubia bonita, ¿Mogólica para completar el cuadro?". Qué estúpido esto llamar a admirar la superficial belleza de un par de labios, medir como carnicero el asado imaginario y al asador,y sinó, si alguno se atreve a la fealdad,cámara de gas, por supuesto.Vamos!Sigamos el genocidio con glamour.
Llorando.Llorando.
Ne-ce-si-to un cerebro nuevo,sin co-ra-zón, para abrazar este mundo vacuo.


Chau refugio,adónde quiera que voy me acompaño.
Por hoy suficiente.

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