miércoles, 22 de septiembre de 2010

Perdido


Alba que te extraño,alba que te amo,me quemas en el alma.
Trazo en el aire tu mano en mi mano, el peso de la ausencia, los dìas lejanos.Te presiento cerca con dos mil distancias y un puente hecho de corazòn humano.
Alba que crees ,alba que unes,dos noches distintas con magia, regreso esperado,alma que estalla.
Te quiero alma ,àrbol,muro prendido del alba.
Mil lenguas de fuego queman la espera y una a una las apago con promesas.Esperenmè, ahoguen la tristeza...

lunes, 20 de septiembre de 2010

Recuerdo



Y me acuerdo como se veìa tu mano cuando nos despedíamos , cuando una caricia era el colofón de nuestra mìstica extraña. Un andar furtivo chorreaba de las paredes y vos y yo haciendo el amor horas interminables en un hotel de cuarta. Casi nunca tocábamos las camas ni los ceniceros, y alguna vez un balcón en desuso fue el testigo de nuestros gemidos friolentos. Yo siempre con mi pollera de la escuela, incapaz de llegar a mi casa antes de nuestros encuentros. Como si la vergüenza mermara sin testigos a priori. Era la continuación de esa educación católica que ya casi no llegaba a secarme el cerebro pero sì a inyectarme esa culpa gregaria que también me acosaba, pensando en la diferencia de edad que no importaba a nadie ,ni siquiera a la vieja que nos cobraba el turno para amar.
Nunca quedamos satisfechos. Ni en esos tiempos idílicos. Ni cuando ya nos habíamos hecho tanto mal como para querer respirar cerca el uno del otro. Buscàbamos con loca furia algo, que por supuesto no llegaba.
Y sin embargo, seguimos. Tenìamos esa obsesiva forma de mirarnos, con el mismo ímpetu con que nos castigábamos. Èramos la historia de fuego fugaz que tienen todos y olvidan, cuando el sentido común prefiere la pulcritud mental .Pero nosotros no olvidamos.
Un dìa como quien no quiere la cosa, comenzamos a dejarnos. D e apoco, con soterrado gesto. Un olor a lapacho marchito comenzó a invadir nuestro semblante. Un aire de abandono en las caricias,en los besos.Se había acabado. No dijimos adiós.Como siempre nos encontramos y no hicimos el amor. Ya había partido el poema. Nos dimos un abrazo, nos devolvimos los libros y luego tu mano agitando el adiòs, presintiendo la vida.